Alejandra dejó escrita la muerte antes
de que ninguno la viéramos.
Conquistó con la pena
cada uno de sus naufragios,
con la palabra perdida pero cierta
sin vacile del humo
a sus labios.
Alejandra tuvo siempre el verso naciendo del pecho.
Alejandra, gracias.
Por cada verso que muere
nos lloras tu lluvia desde ningún lugar conocido
pero cercano.
Marta Bico

No hay comentarios:
Publicar un comentario