Que vengan por fin a rescatarte de mis garras
deseé antes de acostarme.
Anoche deseé mal
y hoy ya es futuro sobrevenido.
Dejé subidas las persianas
por si era eso lo que te ahogaba.
Al cerrar los ojos soñé que la misma noche
vestida de insomnio abría la ventana,
nos robaba las sábanas y hasta el nombre.
Anoche soñé mal.
Y tú, que fuiste la puerta a mis salidas,
hacías desaparecer todos mis días de un portazo.
Al día siguiente desperté
y ya solo me quedaban noches.
Ayer anocheció mal.
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