Ahora que no estamos tan cerca
y tengo el vértigo en
la garganta,
mis carcajadas ya no suenan igual.
- Creo que
quiero volver
a las risas prohibidas por las noches. -
Sé que estás en el
polvo de mariposa
y en los nervios de mis manos.
También sé que me
inundarás
cada vez que se acerque noviembre.
Lo sé porque hace tiempo
que encajamos las piezas de este puzle.
Porque nuestros rotos
suenan igual.
Porque nuestra complicidad ha nacido del amor a
lo distinto,
de dos mismos cuerpos.
Porque la tristeza,
contigo,
tiene color azul cielo.
Y me has enseñado a
abrazar el arcoíris
después de cada tormenta.
Porque dicen que cuando sonreímos
nos parecemos más.
También dicen que Paris es la ciudad
de la luz,
qué lástima mi vida,
no te conocen.
Tú y yo sabemos
que París nos
quiso suyas
y lo fuimos tanto,
que sin quererlo
nos derretimos en sus calles.
Ahora que estamos tan lejos,
sé que este vacío que me
he llevado conmigo
no lo llena
ni el vértigo de
mi garganta
ni el polvo de mariposa,
ni los nervios de mis manos,
ni noviembre cada vez que venga a inundarme con
sus tonos grises
y el azul de nuestra tristeza.
Cuando París vuelva a
abrazarme,
y vea en Montmartre a todos esos pintores,
te recordaré a
ti
y recordaré como tus
ojos,
grises,
pintaban los míos,
una y otra vez,
negros.