Todo va sobre el café que nos tomamos
en aquella terraza,
sobre cómo quisimos volar
sin tener aún alas.
Todo va de lo que fuimos
y de lo que no supimos ser.
Todo va de números
de kilómetros entre mis palabras y tu mente,
de días contados en una mano,
de todos los sueños que he perdido en tus labios.
Todo va de ti y de mí,
y de una ciudad de cine.
Todo va de las veces que acurrucaste mi tristeza
entre tu cuello y tu hombro.
Y de cuando lo dejaste de hacer
hace ya un tiempo.
Todo va de lo que duelen tus fotos
y tu sonrisa descarada.
Todo va de cuando parabas agujas de relojes,
de cuando hacías sentir vida a la muerte
de cuando me contentabas y me entristecías al mismo tiempo.
Ahora solo te siento pregunta
e infierno.
Todo va sobre las heridas
que me hacen tus cristales rotos
al despegarme de ti.
Todo va de que en la distancia
te sentía dentro de mí,
y cuando estuvimos sentadas a 5 centímetros,
estábamos más lejos que nunca.
Todo va sobre lo que hubo entre tú y yo,
es decir,
sobre puestas de sol,
sobre tormentas,
sobre interrogantes
nadando entre tu aliento y el mío,
sobre tiempo perdido,
sobre lo inmadura que fuiste
y lo irrealista que fui,
sobre canciones sin terminar,
sobre mi boca escupiéndote en poesía,
sobre tu risa bailando en mi pena,
sobre nada.
Todo va,
o todo iba
sobre tu cuerpo desnudo calentando mi cama.
Ahora,
tan solo,
nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario